El origen de la invención del arado.

Los primeros agricultores utilizaban simples palos o azadas para cavar y cultivar tierras de cultivo. Después de cavar la tierra de cultivo, esparcieron las semillas en el suelo, esperando una buena cosecha. Los primeros arados estaban hechos de secciones de madera en forma de Y, con la rama inferior tallada en forma de cabeza puntiaguda y las dos ramas superiores convertidas en dos mangos. Cuando un arado está atado a una cuerda y tirado por un buey, la punta talla un surco estrecho y poco profundo en la tierra. Los agricultores pueden utilizar el mango para conducir el arado. Esta pintura, creada en Egipto alrededor del año 970 a.C., muestra un boceto sencillo de un arado de madera tirado por bueyes. No ha cambiado mucho en el diseño desde que se fabricaron los primeros arados allá por el año 3500 a.C.
En las tierras secas y arenosas de Egipto y Asia occidental, este primer tipo de arado podía excavar completamente las tierras de cultivo y aumentar considerablemente el rendimiento de los cultivos. El aumento del suministro de alimentos fue suficiente para satisfacer la creciente población, y las ciudades de Egipto y Mesopotamia crecieron.
Hacia el año 3000 a. C., los agricultores habían mejorado sus arados, convirtiendo la punta en una "reja" afilada que podía romper el suelo con más fuerza y ​​agregando un "piso" inclinado que empujaba el suelo hacia los lados.
Los arados de madera tirados por bueyes todavía se utilizan en muchas partes del mundo, especialmente en zonas con suelos ligeros y arenosos. Los primeros arados eran más eficientes en suelos ligeros y arenosos que en los suelos húmedos y pesados ​​del norte de Europa. Los agricultores europeos tuvieron que esperar hasta la introducción de arados metálicos más pesados ​​en el siglo XI d.C.